El papel de los profesores en la integración de las personas con deficiencia auditiva a la sociedadPor Leticia AlmaguerAgradezco infinitamente la distinción que el Grupo Palabras Sin Voz de PROFISICO me ha concedido para compartir con ustedes mis reflexiones sobre la importancia del rol a desempeñar por todo profesor en el afán de integrar a las personas con deficiencia auditiva a la sociedad. Para poder encaminar mis ideas hacia el objetivo, debo partir de la identificación de las personas que influyen en nuestra formación como seres humanos. Estas personas son: nuestros padres, profesores, amigos, personajes famosos y otros familiares (como abuelos, tíos, primos, etc.) Se supone que, mientras estamos en la etapa de formación, esto es desde el nacimiento hasta la edad adulta, todas éstas personas que nos influencian van trazando la línea para guiarnos a ser personas con actitud positiva ante la vida, honestas, seguras de sí mismas, responsables y con facilidad de relacionarse con otras personas. Al enfocarnos en la figura del profesor, podemos observar un personaje que influye en nuestras vidas por más de quince años en un promedio de 30 horas por semana. Esto se puede traducir aproximadamente en el 40% de nuestra vida (sin contar las 8 horas diarias dedicadas a dormir) entre los 6 y 21 años que estamos en contacto con algún profesor. En mi opinión, los profesores de cualquier nivel tenemos varios compromisos: 1. Informar, dar a conocer temas, explicar conceptos, guiar el proceso de aprendizaje de los alumnos. 2. Formar profesionistas con las habilidades necesarias para desempeñarse satisfactoriamente en ambientes empresariales. 3. Formar personas con actitudes y valores que los construyan como seres humanos de alta calidad. De estos compromisos, el de formar personas representa el reto más grande para cualquier profesor, además de ser el de mayor impacto en el joven alumno. Pero, cuando estos jóvenes estudiantes pertenecen al grupo de personas con limitaciones físicas, específicamente con deficiencias auditivas, la labor se agudiza: debemos formar personas que han sufrido de marginación, limitación, compasión e incomprensión por tiempos inmemorables. Ante esta situación el profesor puede adoptar dos actitudes: ignorar la situación vivida por estas personas o considerarla. Ignorar la presencia en clase de una persona carente del sentido del oído se manifiesta en acciones - como hablar muy rápido, dar la clase hacia el pizarrón, no dirigirle la palabra en clase para evitar perder el tiempo en entenderlo - que pueden llegar a provocar una disminución considerable en la autoestima de aquella persona, no querrá ir a clase, ni aprender, ni relacionarse con sus compañeros. Si consideramos la presencia de una persona con limitaciones auditivas (o un grupo) en la clase, también debemos pensar en los siguientes aspectos:
Definitivamente "lo que uno quiere lo consigue", y cuando una persona con limitaciones físicas se presenta en la clase, después de admirar el coraje que ha tenido para llegar hasta ahí, un profesor debe ser un sólido puente entre su mundo y el mundo de los oyentes. Lic. Leticia Almaguer Catedrática del ITESM Campus Monterrey Departamento de Sistemas de Información Tel. 3582000 ITESM Campus Monterrey Monterrey, México Regresar a la página principal |