Palabras Sin Voz

Por Julio César Carballido Acevedo

Un boletín informativo para la concientización de la sociedad:

Cuando nace una persona sorda y los padres no lo detectan a tiempo, suele perderse los mejores meses en la evolución del bebé, los padres siguen intentando estimular al bebé con sonidos, sin ser conscientes de lo que realmente hay que hacer es darle estímulos táctiles y visuales ya que los estímulos auditivos no le llegan.

Cuando detectan la sordera, el primer interlocutor es el médico y este lo primero que hace es afrontar la sordera como una enfermedad, olvidándose de los aspectos pedagógicos que el niño requiere para ir evolucionando en el aprendizaje.

De esta manera se obliga al niño sordo profundo a emitir sonidos que nunca podrá oír, por lo que no recibe estímulo alguno para continuar por este camino perdiéndose un tiempo fundamental para ampliar su vocabulario, conceptos universales etc...

Mientras los oyentes reciben un estímulo cada vez que oyen una palabra y cada vez que oyen las frases construidas correctamente terminan dominando una estructura gramatical de manera fácil mientras que el sordo profundo no construye frases correctamente debido a la falta de estímulo auditivo.

Cuando una persona posee restos de audición se puede trabajar esos restos para añadir por medio de aparatos especiales y programados para que adapten los sonidos a la gama de sonidos que le resulta más cómodo al sordo percibir, si el grado de audición lo permite el sordo llegará a dominar dependiendo del empeño que se le ponga ( Esto quiere decir apoyo del entorno familiar incluido).

Con esto se logra que el sordo consiga un vocabulario importante que luego facilitará su comunicación con el resto de los oyentes.

En estos casos se trabaja a contra-reloj, esto quiere decir que todo lo que el niño consiga aprender por el canal auditivo será de vital importancia para que en un futuro, el aprendizaje sea mucho más fluido, habrá que estimular continuamente al niño, evitar que el niño quede aislado, en estos casos, la comunicación con el niño por medio de la voz y de todos los aparatos disponibles (audífonos, etc. ....) serán de vital importancia para su futuro.

Cuando un sordo se encuentra con otras minusvalías asociadas nos encontramos con que, ya no sólo se encuentra una persona sin que le llegue la información auditiva, sino que además presenta otros cuadros de dificultad añadida.

Para enfrentarnos a esto, se hace necesario abordar la problemática por los distintos flancos que presente cada una de las deficiencias y estudiando cada caso para conocer la interactuación del problema y que con un buen especialista se podrá elegir el mejor camino.

El sordo hipoacúsico tiene grandes ventajas en comparación con el sordo profundo, esto permite conseguir metas muy superiores con menor esfuerzo y por el contrario el sordo hipoacúsico presenta algunas dificultades de identidad ya que se siente sordo en ocasiones y oyente en otras sin quedar identificado totalmente como sordo, pero que tampoco llega a sentirse como oyente. En este campo hay mucho elaborado pero poco acordado, por lo que sólo pretendo un acercamiento con este comentario.

En el caso de que la persona sea mayor y vaya perdiendo audición por la edad, hay que comenzar a vocalizar más y a gritar menos, aunque parezca extraño se suele gritar al sordo cuando este no oye, pero generalmente es debido a la desinformación que existe con esta minusvalía.

Entendemos vocalizar a mover los labios con claridad. Para que puedan leer los labios se sugiere que al principio se haga sin prisas, a medida que vayan adquiriendo habilidad se podrá hablar más rápido y no se descarta la posibilidad de ir añadiendo a la comunicación familiar algunos signos que servirán de apoyo para mejorar la calidad de vida.

Mayores informes:

Julio César Carballido (Coordinador de Palabras Sin Voz):
al763755@mail.mty.itesm.mx

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